01 febrero 2008

alarma

Esta era una mañana de sol y frío. Al acercarme a la viña de Urtala por un camino rural me cruzado con un coche patrulla de la Guardia Civil. Toda la mañana han estado recorriendo la zona, mientras un helicóptero vigilaba desde lo alto. Ahora pasan por el camino dos guardias civiles erguidos sobre sus motos todo terreno. La imaginación, siempre predispuesta para lo peor, se imagina la persecución de un peligroso terrorista.

Al día siguiente la prensa nos da cuenta de los hechos. Un anciano se cayó por un ribazo y quedó en el fondo inmóvil oculto y atrapado por unas zarzas. Su perrillo lo acompañó toda la noche en su cautiverio vegetal soportando una fuerte helada.

Tuvo que llegar el mediodía para que un vecino, que salió con las primeras luces del día, lo encontrara gracias a que su diminuto perro y el del hombre herido se reconocieran por sus ladridos. Mientras los dos perros jugaban ajenos al emotivo encuentro, el hombre magullado y casi sin voz se limitó a decir a su salvador: "Gracias, de verdad".