18 febrero 2007

el velo oscurece su mente

Bajo el título Maltrato, velos, ecuatorianos, moros... ¿en Europa?, en el foro de un diario local, Cibeles da rienda suelta a su malestar, que debe ser mucho.
Le producen muchos retorcijones últimamente ver como derechos y costumbres que nos han costado siglos adquirir en cuestión de igualdad de sexos, con la llegada de muchos inmigrantes (no todos ¡por díos!), se ven ninguneados y violados.

Le chirría el organismo ver (sic) y leer como ecuatorianos, colombianos, magrebiés, etc. amedrentan, maltratan y matan a sus señoras, amigas e hijas y cuando veo a las musulmanas con las cabezas tapadas me dan ganas de arrancarles las telas.

¿Porque no se prohibe los velos? En sus países también tenemos que adaptarnos a sus reglas de vestimenta. Los maltratadores los devolvería a todos a sus países, con prohibición estricta de volver por aquí. ¡Que cada país apechuge con sus delincuentes! Nosotros ya tenemos bastante con los nuestros.

Yo lo veo de otra manera. Los derechos que nos han costado siglos adquirir son derechos no obligaciones. En cuanto a las ancestrales costumbres son las que tanto esfuerzo nos cuesta desembarazarnos de ellas, como la de llevar velo.

Llevar la cabeza cubierta con velos, mantos, mantillas o pañuelos ha sido una costumbre casi universal entre las mujeres. Recuérdense nuestros trajes regionales y los del resto de Europa. El uso del pañuelo era corriente hasta los años 50 y la mantilla era obligatoria para entrar en las iglesias. En los hombres también era costumbre ir cubiertos por una prenda de cabeza y era obligatorio quitársela al entrar en lugar cubierto, especialmente la iglesia.

No estoy a favor de la prohibición del uso del velo porque he evolucionado y ya no soy como ellos, anclados en costumbres ancestrales que terminarán desapareciendo. Que yo recuerde sólo en Arabia Saudí, estado teocrático, en el que se encuentra la Meca y Medina, se obliga a las mujeres extranjeras que lo visitan a guardar los preceptos musulmanes.

Respecto a los maltratadores de mujeres de los que a diario nos informan los medios de comunicación la mayoría son nacionales, en valores absolutos y porcentuales. Con los maltratadores extranjeros ya se hace lo que Cibeles pide.

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