Hay dos formas de recogerlas. A mano, cogiendo las pequeñas ramas cargadas de fruto entre los dedos e ir moviéndolos mientras se recorre la rama hasta su extremo final. El otro sistema es vareando las ramas para que caigan las aceitunas sobre unas extensas mantas tendidas en el suelo. Hoy día las largas varas se han sustituido por una pértiga vibradora accionada por un pequeño motor de gasolina.
He ido a verlos cómo trabajan y mientras tanto he recogido las aceitunas de un pequeño olivo para prepararlas para el aperitivo. Como todos los años me hace saber Sancho que las aceitunas de mesa hay que cogerlas un mes antes. Oídos sordos. Aprovecho la ocasión para tomar unos apuntes a la acuarela.
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