29 octubre 2007

prensa del corazón

Cuando se habla de la presa o de los programas del corazón se suele pensar en lo que no voy a enumerar. A mi mente siempre viene la prensa en general y de lo telediarios en particular. Si uno coge la primera página del diario local, no es necesario rebuscar para encontrarlo en una sección escondida, puede leer: Cultura (sic), Sheilha Dúrcal, hoy en el Baluarte. Tomatina Foral, Las 115 toneladas de tomate que se tiran en Buñol proceden de Navarra. La crisis ganadera amenaza el futuro de 4.000 granjas navarras. Sevilla se echa a la calle para despedir a Antonio Puerta. Robadas las Santas Reliquias de San Adrián, emblema local.
Los telediarios son tema aparte. Continuadores del "parte", noticiario radiofónico y único para todas la emisoras durante 40 años con ese nombre militar, los telediarios son seguidos con unción por las personas mayores. ¿Qué entenderá del telediario estos espectadores? Alguna vez, cuando algún joven reportero, con más mala sombra que gracia, ha formulado en la calle preguntas absurdas a los transeúntes hemos comprobado que nada. Los telediarios están plagados por motivos que van dirigidos al corazón, nunca al intelecto. Con ellos el espectador se sentirá horrorizado, triste, satisfecho, alegre (rara vez) y consolado en sus miserias con las desgracias ajenas.
Por no contener no contienen ni noticias. El último atentado en Bagdad que ha producido 54 muertos es el de hoy, el de ayer o el de mañana. Y lo mismo ocurre con la incursión en Gaza, el bombardeo en Afganistán, la mujer degollada en cualquier ciudad española o el niño desaparecido.

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