20 abril 2007

envidia y bachillerato

Se suele olvidar que la envidia, en su primera y más exacta acepción, es la tristeza o pesar del bien ajeno. Por eso es uno de los más viles y estúpidos de los pecados capitales, pues no produce ninguna satisfacción al que lo comete sino sólo pesadumbre. Este es el pecado que cometen últimamente los que han comentado el nuevo plan para el bachillerato que yo he leído. Antes ya lo hicieron cuando en el plan de la Enseñanza Secundaria Obligatoria se facultaba a los profesores para decidir el paso de curso de un alumno con más de dos suspensos.

Solamente se han fijado en un aspecto muy concreto y es que los alumnos de primero podrán pasar curso con cuatro asignaturas suspendidas. Ninguno lo ha tomado como una medida que puede ser nueva en el bachillerato, pero es la que más o menos ha existido siempre en la Universidad. Esta medida, en contra de lo que dicen sus detractores, difícilmente va a mejorar las estadísticas, porque a lo sumo retrasará un año el cúmulo de malos y desorientados estudiantes.

También entre algunos profesores existe cierta cerrazón mental. Aseguran que este plan de estudios será muy difícil de llevar a la práctica. Me los imagino intentando hacer horarios imposibles para que los alumnos con asignaturas de primero puedan asistir a todas las asignaturas en que están matriculados. Ilusos. No se acuerdan qué ocurría en la universidad cuando ellos estudiaron en ella. Que hagan los horarios como siempre los hicieron y ya se en cargarán los alumnos de ir libremente a la asignatura que más le convenga si ambas coinciden en el horario.

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