Estos días se ha desatado en casa una tormenta ecológica. Todo surgió a raíz de una de esas afirmaciones mías para desatar la polémica.
Siempre se ha utilizado la expresión de que el Amazonas es el pulmón del mundo, queriendo afirmar que es la principal productor de oxígeno del mundo, pero ni el Amazonas ni los pulmones producen oxígeno. Los pulmones simplemente son el órgano donde se produce el intercambio de gases –CO2 y O2– con el medio externo. ¿Y el Amazonas?
El Amazonas es un bosque maduro, la etapa final de la evolución ecológica en la que se ha alcanzado el clímax, caracterizado, entre otras cosas, porque la producción neta es prácticamente cero. Es decir, que su producción bruta de materia orgánica, que puede ser muy grande, llevada a cabo en la fotosíntesis con desprendimiento de oxígeno,
nCO2 + nH2O –––> materia orgánica + nO2
la consume totalmente el propio ecosistema en los fenómenos respiratorios con gasto de oxígeno en la misma proporción,
materia orgánica + nO2 –––> nCO2 + nH2O
El Amazonas, más que los pulmones de la Tierra, es Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. No ocurre esto en otros ecosistemas naturales, pradera y sabana, o artificiales como los campos de cultivo de cereal, de alfalfa o de caña de azúcar, donde la cosecha, incluida la paja y la caña de la que se extrajo el azúcar es la producción neta y donde se han quedado toneladas de CO2 fijados en forma de materia orgánica.
P.S.: Para otro artículo un balance de la producción neta, producción de oxígeno y fijación de CO2 de un campo de trigo.
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