Se añade a un producto –yogur, detergente o combustible– el prefijo bio y ya parece que está provisto de todas las virtudes.
Los biocombustibles son el alcohol obtenido por la fermentación de la materia vegetal y su posterior destilación, o simplemente esa materia vegetal que es quemada para producir vapor que moverá las turbinas de centrales electricas.
Tanto el alcohol, como la materia orgánica (paja, restos de madera) producen por combustión CO2 y agua y una mínima cantidad de restos sólidos, las cenizas. Lo mismo que cuando se queman los terribles combustibles fósiles –carbón, petróleo y sus derivados– que al fin y al cabo no son otra cosa que restos de seres vivos de otras épocas que sufrieron procesos de reducción en vez de oxidación-putrefacción, que los hubiera transformado en CO2 (sienpre el omnipresente CO2), agua y polvo. Pulvis es et in pulverem reverteris.
2 comentarios:
Interesante reflexión. Si es verdad que a veces la gente confunde renovable con limpia en cuanto a energías se refiere. Pero no olvidemos que esa es precisamente la gran virtud de los biocombustibles, que son renovables. Es decir, gracias a los biocombustibles podremos seguir contaminando tranquilamente hasta el fin de los tiempos.
Por no hablar de la BIOMASA, que no es Hulk atiborrándose a Activias, precisamente...
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