La reforma del pavimento del antiguo barrio de San Nicolás se ha llevado por delante el jardín decimonónico que se encontraba en el arranque de la calle Taconera. Este minúsculo jardín se componía de un seto, un parterre de flores que se cambiaban al paso de las estaciones, una yuca y dos magnolias. Todo esto ha sido sustituido por un inhumano pavimento de grandes, mazacotas y pesadas losas grises. ¿Por qué de la simple visión de la superficie de un pavimento se adivina el grosor de los materiales utilizados?
Este desierto pétreo con los primeros soles de mayo ya empieza a hacernos sentir los rigores de la parrilla de San Lorenzo, que tan cerca tiene su parroquia. ¡Qué será en agosto cuando cuando se conmemore su martirio! Porque para mayor disparate este enlosado formará junto con el que se encuentra en el Rincón de la Aduana un paseo al sol, mientras que a la hierba la han metido a la sombra de los corpulentos almeces. Justo al revés de lo que dicta la lógica y la costumbre de más de cien años. La hierba a la sombra y los paseantes al sol.
1 comentario:
Il y avait un jardin qu' on appelait la terre....
Publicar un comentario