Partía de un modelo de reloj, pero mi carácter rebelde me impide seguir cualquier modelo. El modelo era uno hecho al estilo del reloj foliot, inventado entre el 1300 y 1400, algunos autores indican que pudo ser el año 1285 cuando se inventó el primer Foliot. El nombre Foliot, "el loquillo" proviene del francés "Faire le fou": estar loco, o dar vueltas como un loco. Al no disponer de verdadero regulador, como es el péndulo que tiene un periodo propio de oscilación dependiente de la gravedad y de la longitud, la precisión de este reloj no era muy buena, llegando a perder más o menos media hora al día en el mejor de los casos.
El primer día, poco se pudo hacer. Una vez salido del desconcierto y bloqueo inicial y vuelto a recuperar la habilidad manual para ir colocando tornillos y tuercas en sitios inverosímiles el reloj quedó medió montado. Quedaba todavía mucho por hacer y deshacer, que es el modo de desarrollar prototipos, para ir simplificándolo al máximo, que es la manera de acercarse a la perfección.
1 comentario:
Cuidado con ese afán de perfección, que es un intento de emular a las deidades que no siempre trae buenos resultados. No olvidemos que la vida, las personas, hasta los ordenadores (sobre todo de Microsoft, eh, eh), son imperfectos. Sólo aspirando a la imperfección se puede alcanzar cierta perfección, opino.
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